Sta. María 1/4 Alcudia
Cuando lo único importante es el resultado, las emociones se disparan, pero los “futbolistas” no dejan de ser seres humanos. Hoy tocaba sufrir y ¡vaya si se padeció!
Claro que cualquier observador frío no dejará de contemplar que las mejores oportunidades de gol las creó, pero no transformó, el equipo local. De hecho Álvaro, el tercer portero, apenas tuvo que intervenir, (a parte del penalti) en situaciones de verdadero apuro, bien protegido por una defensa inteligente y eficaz que sólo se despistó tras en cambio circunstancial del portero.
Juan, conjugaba las opciones de gol de los locales, que tuvieron en casi todo momento la ocasión, sin poder sacar provecho de ello. Si de algo sirve la ducha fría de la derrota ante el Alcudia es para que nadie vuelva a bajar los brazos ante una desgracia puntual. El de hoy no a sido un gran partido, aunque pudo serlo, pero unió al público con el equipo y se constató que la fe no sólo mueve montañas, sino que hasta puede impedir descalabros.
Queda mucho por hacer, pero el camino hacia la cima parece el correcto.
Ha vuelto la confianza de un colectivo que comenzaba a parecer desahuciado.
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